Nombre.- Borsao Barrica 2011.
Uva.- 60 % Garnacha y 40 % Tempranillo.
Denominación de Origen. Campo de Borja.
Precio de mercado.- 2,20 €
Esta semana os presento este vino que también trae tras de
sí una buena trayectoria en cuanto a su aprecio por parte de catadores por su
perfecta relación calidad precio. Este vino en concreto, como el de Garnacha
mística que ya os presenté hace unas semanas, son de venta en exclusiva en los
supermercados Mercadona, ese de las letras redondeadas verdes.
En el caso de este vino en concreto, su coupage, que no es
otra cosa que la mezcla de las uvas con las que esta compuesto, se lleva a cabo
tras el envejecimiento del caldo en barricas por separado, entre seis y ocho
meses, y posteriormente su ensamblado final, que es su fusión, se termina de
realizar en botella.
A pesar de conocerlo, como os decía, desde hace unos años,
tenía pensado iros presentando éste, como otros que os he presentado,
salteándolos con otros que cataba semanalmente, pero, aprovechando que este
sábado he estado en un cumpleaños y los
anfitriones eran conocedores asimismo de este vino, pues me dejaron iniciar la
degustación.
Lo primero que hicimos fue sacarlo de la nevera. Debíamos
atemperarlo antes de catarlo. Lo que sí hicimos fue descorchado y servir dos copas para que fuese
aireándose mientras tomaba temperatura. No fue decantado.
Ese tiempo abierto y las dos copas servidas serían suficiente.
Mientras se terminaba de preparar el ágape, y en una esquina
de la mesa, tomé mis primeras notas.
Su color es rojo brillante en copa, aunque en su caída nos
ofrece reflejos marrones que estimo por la garnacha. Su borde es rubí, por el
tempranillo.
La fluidez que va dejando en la copa al oscilarla, nos
ofrece una untuosidad media. El goteo es uniforme. Me daba pistas que al
sorberlo sería de densidad media baja.
Su aroma primario es claro de fruta madura. Rojas. Esa fresa
que parece pocha, jugosa. Ese aroma se aviva al remover el líquido girando la
copa, da frescor y aumenta su intensidad. Es curioso como esa oxigenación al
removerlo obtiene ese inmediato efecto de frescor.
Afortunadamente ese frescor se mantiene durante el resto de
cada sorbo que daba. Porque como hemos dicho en otras ocasiones, es necesario
oler a la vez que sorbemos, si queremos degustar, que de eso se trata, no
beberlo para tragar.
Habría que idear otros modos de oxigenación que no dudo
pueda mejorar el olor y por supuesto el sabor de los vinos. Digo esto tanto
para este vino como para otros, y claro, si se lo merece.
Tomamos el primer sorbo aspirando ese poco de aire y haciéndole
a ambos removerse por la boca antes de tragarlo estrellándolo contra el
paladar.
En boca nos ofrece un cuerpo de densidad moderadamente
ligera. Ya sabíamos al observarlo que debería ser así. Pasa rápido por la boca,
pero deja huella en cada una de sus mucosas. Aunque no es de efecto prolongado
en cuanto a su sabor, si a su frescor.
Nos puede parecer en ocasiones que pueda despuntar un sabor
determinado, entre los que nuestra
lengua detecta, ácido, amargo dulce o salado, pero que finalmente redondea
entre todos. Por ello podemos decir que su sabor es equilibrado.
Su retronasal, que es la salida del aire por la nariz,
aunque reafirma el afrutado de su gusto, es corta.
Su tanino suave va aterciopelándose a medida que lo tomamos.
Agradable al paladar.
Este vino es de maridaje perfecto. Como os decía, en el
cumpleaños fue sumando comensales que se apuntaban a tomarse una copa, superando en su consumo a las cervezas. Por supuesto que abrimos otra
botella, y hasta vertimos una copa en la mesa.
Un cumpleaños feliz.
Felicidades Francisco.
Muchas gracias.
Un saLudo.
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