Don Luciano 2012
Nombre.- Don Luciano.
Uva.- Tempranillo.
Denominación de Origen La Mancha
Precio de mercado.- Menos de dos euros.
Hacía tiempo que tomé este vino por primera vez, varios años, siete u ocho. Recordaba que en aquel momento me agradó. Por eso esta semana lo he elegido, para reencontrarme con el y ver si logro las mismas sensaciones.
Descorchado y vertido directamente en copa. No ha sido decantado.
En una primera visión, mientras cae, nos ofrece un vertido luminoso. Fluido y ligero.
En copa su color púrpura domina y apetece sorber.
Al inclinarle y ver la adherencia al interior de la copa su untuosidad es ligera. Caida uniforme. Sin apenas gotas.
Deciros que poco nos va a aportar un vino solo con verlo. Bueno no mas de la apetencia de sorberlo si al observarlo vemos ,como en este caso, un color púrpura brillante. La visión nos sirve para saber qué nos vamos a encontrar al tomarlo.
Después de este primer contacto visual, me dispuse a olfatearlo.
Sin girarlo, su primera sensación que me produjo fue como si hubiese abierte el cajón de las verduras de la nevera. Sí, su primer olfateo me pareció a vegetales.
Girado varias veces y vuelto a oler, su aroma en este caso me pareció mas a frutas tropicales.
Tomamos el primer sorbo y como siempre haciendo concavidad con la lengua, estrellando el contenido con el paladar y dejamos caiga por el contorno de la lengua y expiramos el aire por la nariz.
En este primer trago se le nota débil, ofreciéndonos un cuerpo de densidad baja, como ya podíamos intuir tras la visión. Por su ligereza sabíamos que algo así podríamos notar.
Su sabor es amargo. Tras su paso por la boca, que lo hace rápido, casi sin quererlo, nos deja al final de la lengua, ahí bajo la campanilla, un ligero sabor amargo pero que no perdura. Es como si quisiese decir el vino que ha estado. y ha pasado por la boca.
Su retronasal es también leve amargor, reafirmándolo. Pero que desaparece con rapidez. No se siente que despeje.
En la misma tónica de su estado general, es de cuerpo ligero. Ni menor ni peor, pero tendrá sus momentos.
El tanino es suave. No es áspero residual en la lengua. Al tomarlo con la comida no arrastra con energía el sabor.
Yo lo he tomado con merluza horneada y, sinceramente, por su ligereza me ha venido muy bien, rompiendo ese mito de blancos para pescados y tintos para carnes.
Pero con este no me atrevería a comerme un solomillo.
Otra cosa a tener en cuenta. Debido a esa propia ligereza y a la necesidad de beberlo para notarlo, si no te andas con cuidado, acabas mareado.
Podría valer para un menú de 12 euros en un restaurante como vino de la casa.
Gracias.
Otra cosa a tener en cuenta. Debido a esa propia ligereza y a la necesidad de beberlo para notarlo, si no te andas con cuidado, acabas mareado.
Podría valer para un menú de 12 euros en un restaurante como vino de la casa.
Gracias.
Un saludo.
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